lunes, 1 de marzo de 2010

Islandia


Como hemos cambiado de mes, he cambiado también la imagen de la cabecera. Y ésto es lo que se me ha ocurrido poner: la impresionante laguna glaciar del mayor glaciar de Islandia. Un país maravilloso que visité el pasado verano y en el que casi quemo la cámara de fotos en 7 días. Guardo más de 800 imágenes de este país, en el que disfruté muchísimo. Lo que veis justo encima de estas lineas es Vik, aunque la fotografía ha perdido bastante calidad al pegarla aquí.
¿Que cómo se come por allí? Pues yo comí bien, tratado como un turista de lujo. Pudimos comer de todo, aunque tienen que importar la mayoría de los productos que consumimos habitualmente, especialmente frutas y verduras. Me gustó mucho el salmón ahumado (más bien ultra-ahumado, pues ya huele a humo cuando te lo están acercando a la mesa), algunas tartas que probé (preparaos porque cualquier día os cuento cómo hago la tarta de trufa y pera que probé allí), y una cena extra en el Hilton de Reikjavik. El helado que probé en Akureiry no me gustó, no tenía color ni sabor, aunque la guía decía que era el mejor de Islandia.
¿Y qué pasó en el Hilton? Pues resulta que era nuestro hotel para la última noche del viaje, en Reikjavik. Como había overbooking, nos desplazaron a otro de igual categoría (muy bueno también) y en compensación nos invitaron a una cena en el restaurante del Hilton, en plan Nueva Cocina Nórdica, con chef de renombre en el mundo escandinavo y emplatado a la vista de los clientes. Pudimos probar un fantástico cordero islandés, excelentemente cocinado, frailecillo (o algo así entendimos), bacalao y otros pescados de la zona, y yogur islandés con arándanos, entre otras cosas.(En otras cenas, también pude probar el tiburón, con un sabor a amoníaco que desanimaba a la mayoría, y el reno).
Tan amables fueron con nosotros que nos ofrecieron la posibilidad de llevarnos hasta el centro de la ciudad en taxi. De modo que acabamos a altas horas de la madrugada cantando y bailando en pafetos con música en directo y un ambiente fantástico, bebiendo cerveza islandesa. Como hablan inglés con fluidez y sin complejos, y además estaban un poco cocidillos, fue una gozada compartir esa noche con gente local, que normalmente queda fuera del circuito turístico.
De modo que guardo estupendos recuerdos de aquellos días. Aunque sale un poco carillo, os lo recomiendo como destino de viaje, sin dudarlo un momento.
Seguiré blogueando; quedan cosas pendientes.

4 comentarios:

  1. me gusta más ahora tu look y me das una envidia terrible!!! por tu viaje ;)

    Salu2, Paula
    http://conlaszarpasenlamasa.cultura-libre.net

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  2. Paula

    Los precios a Islandia creo que están bajando. Tienen una crisis tremenda, ya cuando yo fui las cosas resultaban la mitad de caras que el año anterior. Póntelo en la lista de viajes pendientes y cuando pueda ser, te haces el ánimo y para allá.

    Me alegro de que te guste mi nueva imagen.

    Besos

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  3. Islandia, viaje pendiente.
    El año pasado estuve en el norte de Noruega, islas Lofoten.
    Sigo sin palabras. Maravilloso.
    De la gastronomía poco diré, aparte de que me sorprendió no ver carne ni pescado frescos por ningún lado...
    Nosotros, sandwiches, sandwiches, y algún que otro bocadillo. Ah, y unas latas de fabada que cargamos desde Madrid... Ah! Y sopa de sobre! cuestiones de la economía, no se puede tener todo.
    Me encanta viajar y conocer otras culturas, y me parece que la gastronomía es una parte fundamental de la gente de un lugar.
    Pero no habría podido permitirme este viaje en esas condiciones, me manera que me quedo con los paisajes :)
    Me alegra que tú si pudieras disfrutar de todo ello. Pendiente queda para momentos más desahogados!
    Un beso grande,
    me he quedado con carade tonta, recordando... Jajaja...!

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  4. Anita

    yo tampoco suelo comer mucho cuando viajo. En esta ocasión fue un poco diferente pues las cenas entraban en el pack. Habitualmente soy de desayunar mucho en el hotel, comer algo sobre la marcha cuando tengo hambre y sin perder tiempo. Y tirar también de supermercado, si hace falta, y hacer un arreglillo para la noche. Es como cuando voy a Londres, tirando de McDonalds y bagueterías que se han popularizado allí, a Dios gracias, que un bocata siempre es un bocata y se agradece.

    Besos y a seguir con nuestros recuerdos del Norte

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